Cuando el 22 de junio de 1941 el ejército alemán cruzó la frontera de la Unión Soviética dio comienzo uno de los más espeluznantes episodios de la Segunda Guerra Mundial – el exterminio de diversos pueblos, y muy principalmente del pueblo judío. Vasili Grossman e Ilyá Ehrenburg compilaron los testimonios de los supervivientes para que el mundo conociera la insondable magnitud del horror. Cientos de testimonies llegados a sus manos o recogidos por medio de entrevistas a las víctimas sirvieron para erigir un monumento hecho de sangre y heroísmo, el de quienes padecieron el encierro en los guetos y tomaron el camino de la ejecución; el de los pocos que se atrevieron a desafiar a los verdugos.